Recuerdos del Liffey

Quizás la niebla de una mañana de Diciembre llevándote en volandas como una diosa a dos palmos del suelo, el aire místico de una mirada cálida rodeada del frío sirimiri que acompaña a la sed de quien quiere amar, de quien quiere cargarse con una esmeralda que nunca podrá acarrear pero tampoco soltar. Quizás fue la oscuridad del negro olor a cerveza que inunda los alrededores del Liffey y que embriaga a todo loco con sueños.
Puede que los sueños frustrados que siempre anhelamos llevar a cabo forzándolos hasta llegar a la pesadilla que es la vida, puede que eso ayudara, o puede que fuese la falsa esperanza que nos acompaña prometiéndonos que es posible un mañana mejor que nunca llegará, y sin embargo su búsqueda si que te matará.
O a lo mejor sólo fuiste alimento de mi tristeza , una vil excusa una vil mentira para conseguir la energía que necesito al batirme en duelo con el papel vacío que me reta  justo en frente de mi estúpida sonrisa, al papiro blanco que insinúa las formas de tu dulce sonrisa mientras sus ojos verdes me envenenan con ganas de morir en una boca que nunca podré tan siquiera la comisura de sus carnosos labios acariciar.
¿Quien sabe la verdad? ¿Quien sabe la mentira? ¿Quien sabe si es amor, si es sueño, si es capricho o simplemente alimento de mi locura? Lo que si sé es que te pienso, lo que si sé es que te sueño, que te llamo con mi mente y nunca vienes, que la tristeza me inunda y no sé como matar el pensamiento, el recuerdo del olor a mar de tu mirada, mientras en mi locura comando el navío de tu sonrisa por el temporal de tequila que azota mi más que perdida razón.
JRC.Solano


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